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LA PERMISIVIDADAD  UN DAÑO PARA  LOS  NIÑOS

 

Menores formados por padres indulgentes se convierten en adultos que no saben respetar la autoridad.


Demandantes, desafiantes, indisciplinados, incapaces de respetar una norma y de ponerse en los zapatos de los demás. Estas son algunas de las características que mejor definen a los niños criados con permisividad excesiva.


Con frecuencia los padres desconocen las consecuencias de formar a sus hijos bajo un modelo indulgente y laxo; de hecho, muchos lo justifican a partir de experiencias que no quieren repetir.

La crianza de los hijos se ha convertido en un reto, un dilema que recorre un camino entre la culpa, por no poder dedicar suficiente tiempo, y el establecimiento de límites. No se puede seguir cayendo en el error de tratar de compensar esos vacíos con regalos, indulgencias, permisividad o beneficios; “se está enseñando a los niños que las ausencias prolongadas pueden ser retribuidas con premios injustificados”. Y ese no es el único problema, también les cuesta ser seres autónomos y tienden a ser incapaces de tomar decisiones por su cuenta”. Así son los hijos de los papás complacientes.


Les cuesta aplazar sus deseos; a los ‘no’ responden con pataletas, berrinches y comportamientos groseros. No superan la etapa del egocentrismo propio de la primera infancia; ellos son el centro de todo y no son empáticos (no logran ponerse en el lugar de los demás).

 

CONSEJOS

  • Calidad de tiempo y reglas claras

  • Dedíqueles tiempo de calidad a sus hijos. Incluyan en su agenda por lo menos media hora de su día para estar con ellos, hablar sobre sus cosas, sin televisor, sin distractores. No compense su ausencia con regalos.

  • Imponga límites y normas claras que deben respetarse. Si los niños incumplen, hay que reprender. No hay que dejarlo pasar. Incluso si los padres son separados,nunca se desautoricen mutuamente.

  • Respetar las rutinas. Si a la hora de acostarse el niño responde, “no me voy a la cama, porque no tengo sueño”, responda: “No te dije que te durmieras, sino que te acostaras”.

  • No los involucre en decisiones de adultos. Tome usted las decisiones. 

  • Asígneles tareas y hágales ver el valor que tiene para la familia que las cumplan.

  • Incúlqueles autocontrol. Invítelos a ir al centro comercial, pero acláreles que solo comerán helado y no ceda si insisten en que les compren otra cosa.

  • Evite pelear por cosas superfluas; algunas cosas cotidianas pueden negociarse. Los valores, por el contrario, no. Asistir al colegio y cumplir con las tareas es innegociable.

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  •  Tomado del Diario El Tiempo, Marzo 24 de 2013 Compartido

Realizado por TALLERARTES IENSPG 2014

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