
Ciencias Sociales
EDUCAR PARA LA DEMOCRACIA
La democracia no debe ser vista sólo o únicamente como un método de elección de representantes, es decir, un sistema jurídico-electoral donde la participación de los ciudadanos sólo se limita a ir a depositar su voto el día de las elecciones.
La democracia debe ser vista como “una forma de vida” en toda la extensión de la palabra, esto quiere decir que debe estar presente en todos los microespacios de la sociedad. Desde el seno de nuestros hogares, hasta el trato patrón-empleado, todas las relaciones sociales deben estar permeadas por los valores de la libertad, la responsabilidad, la igualdad, tolerancia, justicia, el pluralismo y la participación ciudadana (Salazar y Woldenberg, 1997).
El filósofo español Fernando Savater plantea que los peores enemigos de la democracia es la conjugación de la miseria con la ignorancia y agrega al respecto: “…No puede haber una auténtica democracia si no hay personas capacitadas para manejarla de forma crítica, para usar sus garantías, para utilizar sus instituciones, para exigir de los gobernantes la limpieza y la adecuación a sus funciones que naturalmente hay que pedirles. Entonces, la educación es aquello que permite utilizar la democracia” (Savater; 1995).
Esto que nos plantea Savater, nos convoca, a meditar acerca del papel que desempeñamos en la formación de los futuros ciudadanos que respondan a los problemas y retos de una “sociedad moderna” y con la capacidad de comprender las razones de los demás con los cuales convive.
Debemos tener en cuenta que la democracia no es un elemento natural, sino que, es un producto de relaciones sociales, que se va construyendo por lo tanto hay que enseñar a los ciudadanos a utilizarla y darle buen uso, establecer las condiciones para que la democracia se desarrolle entre sus alumnos. De allí deriva que tenemos que concebir a la democracia como un instrumento o herramienta que ayuda a cambiar nuestra realidad, pero esto dependerá de cómo sea utilizada. Y como la democracia no resuelve por si misma todos los problemas, los ciudadanos deben prepararse para exigir sus derechos, pero también para respetar las normas, leyes y también conocer los mecanismos para elegir a las personas más idóneas para representar sus intereses.
Para que la educación que se imparta sea una educación para la democracia, ésta tiene que ser crítica, no puede reducirse a una trasmisión de una serie de esquemas dogmáticos o canónicos. Los temas, que siempre debemos defender y no dejar de lado, serían aquellos referentes a los derechos humanos, a los valores fundamentales que tienen que ver con la paz, la tolerancia, la justicia, la igualdad, ser solidarios; en esto siempre debemos ser insistentes. Por ello toda sociedad educa a las futuras generaciones en aquellos valores que desea perpetuar, que la ayudan a reproducirse sin dañarla.
Concluyo citando nuevamente a Savater: “Muchas veces he dicho que la educación es el instrumento para luchar contra la fatalidad social, contra esa fatalidad que hace que el hijo del pobre siempre tenga que ser pobre, que el hijo del ignorante siempre tenga que ser ignorante.
La educación, precisamente, lucha contra esto, produce un cambio y permite que la fatalidad social se rompa, y eso es lo que el Estado tiene que garantizar, que la educación llegue a todo el mundo, que los profesionales de la educación estén tratados de una manera digna, que
tengan los elementos necesarios” (Savater, 2005).
Es verdad, si no logramos romper el círculo vicioso de pobreza e ignorancia, jamás lograremos que nuestros pueblos sean democráticos, es decir, que no sólo participen en los procesos de selección de sus gobernantes y se interesen por los asuntos públicos, sino que también, tengan acceso a una vida digna, con empleos y salarios justos. No se puede concebir la democracia electoral, sin la democracia social.
Con relación a lo anterior, la Institución Educativa Nuestra Señora del Pilar de Guatapé le apunta a la construcción de una verdadera democracia a través de la formación en valores cívicos, ciudadanos y líderes estudiantiles que de alguna manera reorienta a nuestros educandos hacia la consecución de la verdadera paz de nuestro país.
Revista Electrónica de Educación año 5 N. 4
Manuel Hernández Pérez
Sociólogo e historiador. Profesor de la Facultad de
Sociología-SEA de la Universidad Veracruzana
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