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Primero

Disciplina entre  padres  e  hijos

 

 

El primer objetivo de la disciplina es proteger a su hijo del peligro. Otro objetivo muy importante es enseñarle a distinguir entre el bien y el mal. La buena disciplina gradualmente convierte a un niño egoísta en un adulto maduro que es considerado y respetuoso con los demás, seguro de sí mismo sin ser hostil, y en pleno control de sus impulsos. El establecimiento de límites razonables nos evita criar a un niño "mimado". La palabra "disciplina" significa "enseñar". No significa "castigar".

 

Para enseñarle a su hijo a respetar los derechos de los demás, enséñele primero a respetar los derechos de los padres. Los hijos necesitan padres que "estén en control". Tendrá que empezar a demostrar a su hijo que usted está a cargo alrededor de los 6 meses de edad. Los niños no empiezan a desarrollar el autocontrol hasta los 3ó 4 años de edad. Siguen necesitando su ayuda hasta la adolescencia, aunque cada vez menos, para controlar sus impulsos e irritabilidad.

 

Si su hijo tiene varios problemas de disciplina o está fuera de control, empiece a leer la Sección titulada: "Cómo iniciar un programa de disciplina". Si usted quiere aprender más acerca de la disciplina normal, pase directamente a la Sección titulada: "Guías generales para el establecimiento de reglas".

 

Cómo iniciar un programa de disciplina

1.    Haga una lista de los problemas de conducta de su hijo.

¿Qué quiere cambiar? En los próximos 3 ó 4 días, identifique y anote las conductas más inapropiadas y fastidiosas de su hijo.

2.    Establezca prioridades para corregir los problemas de conducta.

En algunos casos el mal comportamiento requiere atención inmediata; por ejemplo, un comportamiento que pueda causar daño a su hijo o a otros. Hay ciertos comportamientos que son demasiado molestos o desagradables para ser ignorados (tal como no querer acostarse). Otros tipos de comportamiento fastidioso (tal como sea decir "no" siempre entre los 2 y 3 años de edad) son normales y deben ser tolerados. Algunas familias con un niño que está fuera de control tienen demasiadas reglas, y es necesario que piensen cuáles problemas de conducta pueden ser tolerados.

3.    Formule las reglas de la casa con respecto a los tipos más importantes de mal comportamiento.

Vea la Sección titulada: "Guías generales para el establecimiento de reglas".

4.    Decida qué consecuencia va a usar para cada tipo de mala conducta.

Todo comportamiento, bueno y malo, es afectado en gran parte (o dictado) por las consecuencias. Si la consecuencia es agradable (por ejemplo, una recompensa o elogio) es más probable que el niño repita ese comportamiento. Si la consecuencia es desagradable (un castigo) es menos probable que el niño vuelva a hacer lo mismo.

Los niños pequeños generalmente no responden a los sermones o recordatorios. Los actos son más eficaces que las palabras. Los actos más eficaces son no hacer caso del mal comportamiento, indicarle al niño un comportamiento más apropiado o darle una suspensión temporal.

Para información adicional sobre las formas de castigo, vea la Sección titulada: "Técnicas disciplinarias".

5.    Suspenda los castigos físicos.

Casi todos los niños que están fuera de control ya son demasiado agresivos. Castigo físico (como una palmada en la mano) o una zurra les enseña que está bien ser agresivo (por ejemplo, golpear o lastimar a otra persona) para resolver los problemas.

6.    Deje de gritar.

Levantar la voz y gritar le enseñan a su hijo a contestar de la misma manera; al hacerlo, usted hace legítimas las competencias de gritos. Por sus gritos, su hijo percibirá que usted no se siente en control de la situación. A menudo, los gritos aumentan el desacuerdo y lo convierten en una batalla declarada. A la larga, su hijo responderá mejor a un tono de voz agradable y a las palabras diplomáticas.

7.    No lleve a su hijo a lugares públicos hasta que su comportamiento en casa esté bajo control.

En general, los niños que se portan mal son más difíciles de controlar en un centro comercial o un supermercado que en casa. Cuando tenga que ir a estos lugares, deje a su hijo con una niñera (babysitter) o con su esposo.

8.    Tome descansos diarios en la supervisión de su hijo.

Pídale a su esposo que se encargue de la supervisión y disciplina de su hijo por unas cuantas horas. Si esto es imposible, contrate a una adolescente varias veces por semana para que cuide a su hijo mientras usted sale. Haga también una "cita" para salir una noche a la semana con su esposo o alguna amiga.

9.    Confirme y elogie el progreso de su hijo.

Los niños responden mejor a la disciplina si ésta proviene de personas que los aman y a quienes ellos desean complacer. Todos los niños necesitan diariamente elogios, sonrisas y abrazos. Proporciónele a su hijo esta mayor atención cuando no la está pidiendo. Esfuércese especialmente para notar las ocasiones en que su hijo se está portando bien. Si cada día su hijo recibe más comentarios negativos y críticas que respuestas positivas, usted tendrá que restablecer el equilibrio emocional sano disminuyendo el número de reglas, criticando menos a su hijo y dándole más elogios y afecto. Muchos expertos consideran que se necesitan varios contactos positivos para contrarrestar un contacto negativo. (Para obtener información adicional, vea la Sección titulada: "Guías generales para el refuerzo positivo".)

10. Ayúdele a su hijo a tener una imagen positiva de sí mismo.

La imagen que su hijo tiene de sí mismo es más importante que su grado de disciplina. No hable en presencia de su hijo sobre sus problemas de disciplina y sobre lo preocupada que usted está por ese motivo. Corríjalo con bondad. A veces, empiece su corrección diciendo: "Lo siento, pero no puedo dejar que tú..." No designe a su hija o hijo como una "niña mala" o un "niño malo". Después de que termine el castigo, déle la bienvenida otra vez en el círculo familiar, diciéndole que todo está perdonado.

 

 

            Publicado  por: Marleny  R, Nelly Z

Realizado por TALLERARTES IENSPG 2014

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