TRASCENDENCIA

 

El ser humano, es un ser que se va  haciendo, se va construyendo, porque es un ser inacabado, un proyecto en marcha. Es un ser que quiere seguir viviendo, que aun cuando es inconcluso, sin embargo, no quiere terminarse, desea seguir avanzando. Este anhelo es una muestra de la dimensión trascendente que tiene todo ser humano.

 

Los principios de singularidad, autonomía  y apertura generan la trascendencia como principio culmen. Ahora bien, por ser singular  es un ser original y creativo; y está abierto al mundo, al prójimo y a la Verdad Absoluta con autonomía y libertad.

 

Su singularidad lo mueve a desarrollar su inteligencia para crear, buscar unas rutas nuevas, fórmulas distintas, soluciones diversas, desde su propia visión, desde su manera peculiar de aprehender  y construir conocimiento. Y así trasciende, graba su influencia de manera indeleble en hechos, lugares y cosas que perduran con el paso del tiempo, dejando huella en el mundo. Crea y recrea la naturaleza para que avance la ciencia, la técnica y por supuesto el hombre.

Su autonomía y apertura, lo anima a lograr la verdadera libertad con opciones de proyección hacia los demás, articulando de manera sutil sus dimensiones, en una única transcendencia.

 

Gracias a este principio que es al mismo tiempo una posibilidad, se han quedado en la historia, trascendiendo para bien de la  humanidad, entre muchos otros:

                 TOMAS ALBA ÉDISON con su descubrimiento como la bombilla eléctrica

                 LEONARDO DA VINCI, con sus pinturas, esculturas, inventos y gran ingenio.

                 WILLIAM SHAKESPEARE con sus inmortales obras como Romero y Julieta

                 MIGUEL DE CERVANTES, con su inmortal don Quijote de la Mancha

                 PICASSO, EL GRECO, DALÍ, VELÁSQUEZ…. Con sus pinturas.

                 ANTONIO MACHADO, GUSTAVO ADOLFO BECKER, JOSÉ ASUNCIÓN SILVA…con sus poemas.

                 Walt Disney con sus dibujos animados y disneylandia

                 Guastavo Eiffel, con la famosa torre de París

                   Los griegos se quedaron plasmados en la historia con la filosofía:  Sócrates, platón Aristóteles  entre otros.

                 Los inca, mayas, chibchas y aztecas dejaron grabaciones perennes en el mapa de América Latina que hoy son patrimonio histórico de la humanidad

                 El ser humano, habitante de la tierra, no se contenta con dejar huella en su planeta, ya la ha dejado en la luna y la está dejando en el espacio, en Marte… su trascendencia tiene que ser del tamaño del universo.

 

También hay quienes han trascendido históricamente con su obra de dolor y muerte y sus acciones continúan repercutiendo, pues cambiaron el rumbo dela humanidad. Y no se trata de juzgarlos si no de mirarlo como otro testimonio, otra manera de ver la vida y de buscar caminos.  No sólo se quedaron en los diccionarios y en las enciclopedias, también dejaron su impronta gravada en la piel del mundo.

 

Además hay,  quienes no sólo se han quedado en la historia, sino que han ido mucho más allá y han anidado en el corazón de sus semejantes, se proyectaron con actitudes de colaboración, servicio, apoyo, amistad y amor.  Al abrirse a los demás, alcanzaron el amor y trascendieron mucho más allá   de los sentidos externos, afectando sus mentes, sentimientos y emociones: Trascendencia Humana.

 

De esta manera trascienden las maestras y maestros que enseñan con cariño y delicadeza las primera letras, los esposos que aman con fidelidad, las madres que dan la vida por sus hijos, poco a poco con sus desvelos y ternuras,  en fin, todo aquel que toque las fibras del corazón del prójimo, afectándolo  amorosamente.

 

Esta trascendencia no ubica, necesariamente, a sus actores, en las páginas de las enciclopedias, pero dura toda la vida de la persona afectada.  Es la trascendencia del amor.

 

Trascender es avanzar y proyectarse.  El ser humano no se contenta con trascender en la historia y en el corazón de los demás, anhela trascender eternamente y asume la muerte como paso hacia una vida inmortal para seguir viviendo en otra dimensión.

 

En este sentido, afirma EMMANUEL MOUNIER: “la superación de la persona por sí misma, no es solo pro-yecto: es elevación (Jaspers), sobre pasar.  El ser personal es un ser hecho para sobrepasarse”.  En el fondo del ser humano hay un anhelo de plenitud y felicidad perenne.  Es la trascendencia  sobre natural, la capacidad de proyectarse en un futuro de perfección  total.

 

Esta dimensión  trascendental, incentiva a la persona hacia valores superiores cono el amor, la verdad, la libertad y la paz, dejando a su paso la huella de un ser completamente humano.

 

 

                                                                  Betuel Cano(La Ética arte de vivir  6).